jueves, 23 de julio de 2009

Pertenecer


Tardé años en entender lo que era el sentido de pertenencia y su origen primitivo. Solía atormentarme el no pertenecer a ningún grupo social aunque solía convivir con tantos y tan variados. Descifraba los cánones a seguir para integrarme, pero no lograba encontrar el nicho ideal.

Hace tiempo que ya no busco pertenecer. La gente que me rodea pertenece a distintos clanes. Disfruto ser el visitador de sus pláticas, sus imaginerías y sus pasiones. Mas cuando siento que me envuelven de más, me aparto unos días. Entonces desde afuera observo sus edificaciones donde se sienten protegidos, a ratos casi ungidos. Miro, también desde afuera, las ventanas pequeñas con sus vidrios de colores diversos. Y recuerdo cómo se ve el mundo a través de ellas. Comparo y trato de entender todos los puntos de vista para asir el horizonte todo.

Y a ratos temo quedarme atrapada en algún rincón tras mis visitas, para convertirme en guardiana de los cánones de tal o cual grupo. Temo quedarme sentada en un trono ficticio gobernando mis dominios y glorificando mi humana mezquindad. Entonces me dedico a contemplar las cosas sencillas como el polvo sobre el alféizar, las migajas sobre la mesa o la espuma que limpia mi loza.


Nota: fotografía "robada" a Francisco Javier Casado.

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