miércoles, 17 de febrero de 2010

Rubaiyat

LXIII
Oh, threats of Hell and Hopes of Paradise!
One thing at least is certain--This Life flies;
One thing is certain and the rest is Lies;
The Flower that once has blown for ever dies.

Rubaiyat, Omar Kayam

Muse - Uprising [OFFICIAL VIDEO]

domingo, 14 de febrero de 2010

Feliz No San Valentín


1. Cada 14 de febrero me alegro al contemplar tarjetas, animaciones y cualquier grupo de pixeles que conmemoren la fecha. Los colores son vitales y cálidos. Los iconos son parte de la simbología universal. No compro regalos, no salgo al restaurante. Existen consumismos más intimos.

2. Como todos los años, Legión ha dibujado catástrofes en la tierra. A él no le basta la tonalidad de la devastación e invita a todos y todas para que exhiban su estupidez y su vileza. Evito escribir sobre la "noticia de moda" en este blog. Me molesta que algunos aprovechen los sucesos para hablar. Los considero seres humanos de "nota roja". No los respeto. A Legión, en cambio, le temo.

3. Cada 14 de febrero realizo un recuento silencioso sobre las noticias venturosas del año incipiente. Sobre lo que se ha de transformar, sobre lo que ha de ser eliminado. La mejor noticia del año es la de un bebé nuevo. No mío, pero muy cercano. Tal vez debería decir esto a los futuros padres. Un bebé da sentido.

4. Como todos los años, la gente se aleja por caminos que nosotros no estamos dispuestos a recorrer o no los queremos como nuestros. Evito sentir decepción, tristeza o resentimiento. Los caminos buscan la bifurcación. Las personas van y vienen, se debe dar gracias por el movimiento.

5. Cada 14 de febrero me deseo un Feliz No San Valentín, que es un ritual personal; el de la antesala, el de la encrucijada, el de que todo puede cambiar. Lo creo por un día. Eso basta.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Letras, moho y polvo

He dedicado horas, con la ayuda de alguien, a desmontar los libreros de una habitación. No hemos terminado y ya inundamos el comedor con pequeñas pilas de libros.

He dedicado horas a limpiar cada lomo, cada portada y cada contraportada; he bendecido el plastificado; he aborrecido las cartulinas desnudas. Me entristece el avance del moho, la memoria del agua; me asfixia el polvo finísimo; me asquea lo crocante del papel viejo y su mortecino tono amarillo.

Hemos dedicado horas a despejar los muros hambrientos de brocha y pintura. Me arrepiento de este acopio inútil, odio a estos animalitos sucios.

martes, 9 de febrero de 2010

El Diario de la Tibia (Diario Íntimo de Roderico)


Querido diario:

Escribo estas líneas mientras el correr del agua, en la cocina, cobra un matiz de cascada y se acompasa con el zumbar de una abeja.

Hace unas horas todo era paz y quietud en esta casa. Me dedicaba a mis extenuantes labores domésticas cuando un enjambre de crujidos invadió el espacio. Al principio temblé ante la certeza de que algún roedor hubiera encontrado su nicho en este hogar. Pero bastó encontrar a mi ama quien, frente a su computadora, giraba en su silla al mismo tiempo que extraía frituras de una gran bolsa. Me extrañó descubrirla (una vez más) abandonada al ocio y la gula, pues ella había prometido desaguar la pecera que ningún pez habita ya. Pero los tibios siempre encuentran el modo de hacer el estúpido.

-Mira, se está desaguando solita -me dijo señalando una manguera- sólo tienes que succionar un poquito y listo, el agua sale y llena la cubeta.

No sé qué es peor: si vaciar la pecera en el doble de tiempo para dedicarlo a la ingesta de frituras o arriesgar la salud ante la posibilidad de beberse un buche de agua estancada. Lo que resulta intolerable es el cómo se afana mi ama cuando se trata de construir monumentos a su desidia. Por ello decidí cruzarme de brazos cuando la abeja entró a su cuarto y reir al verla correr lejos del lugar.

Sé que no resulta noble sacar ventaja de las fobias ajenas, salvo que la acción sea pedagójica. Esperaré a que la cocina se inunde del todo, entonces saldré sobre el lomo de la abeja. Hace días que no revolotéo sobre el jardín. Entonces mi ama podrá refleccionar sobre cuán nociva resulta la pereza, mientras trapea el agua estancada de su pecera.

En espera de nuevas anécdotas,
tuyo, y egregio,
Roderico.