miércoles, 25 de febrero de 2009

Querencias



Y están las noches en las que sólo espero que me de sueño, en las que deseo que el sueño haga lo suyo. Fumo y pierdo el tiempo, sin ganas de seguir con el trabajo o de ir a lavar los platos. Y así, en mi estúpida apatía, me da por recordar a los muertos muertos, a los muertos vivos y a los vivos. Trato de recordar sólo los rostros que amo, unos cuantos. Revivo las anécdotas, sus voces, sus dichos y el momento exacto de cuando se cruzaron en mi camino. Pronto se desvanecen. En mis noches de patética autodestrucción los rostros de otros son los que invaden este cuarto. Los otros, esos personajes que me han causado tanta decepción. No sé si los odio o los desprecio, tampoco sé si me duelen o me estorban como lo hace una pestaña en el globo ocular. Basta decir "pinches putos" y fijar la mirada en algún objeto que me traiga de vuelta a los que sí quiero. Ellos, los amados, saben quiénes son. Los "pinches putos" se hacen los que no saben, pero aquí tengo la lista. El sueño se acerca.

jueves, 12 de febrero de 2009

Pecera


Creía que estaba encerrada, aquí bajo la cripta. Pero me llamé a engaño. El encierro es anterior. Era como estar dentro de una pecera, con su grava, sus plantitas de plástico y su burbujear. Ahí estuve escuchando las nanas de los ahogados. Tras el cristal encendí bengalas para que otros vinieran a mirar.

No sé que ocurrió, pero me salí de mi pecera. Me he dedicado a ver las peceras ajenas. Veo a sus moradores encender bengalas y hacer cabriolas para que otros vayan a mirar. No sé que nos mueve a crear peceras, cuál es la urgencia de ser "mirado", de dónde esta estúpida necesidad. Me cansé de ser pececillo, es más sabroso ser pescado, ahogarse con el aire enrarecido, caminar en solitario.

Pero a ratos se antoja nadar. Soy libre de ir y venir. Agua y viento, sin deber ser. Así, sólo por que yo quiero.