domingo, 31 de octubre de 2010

sábado, 30 de octubre de 2010

Los versos de Miguel Hernández inundan la Red


Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de Miguel Hernández, poeta recordado en las Criptas al secundar la iniciativa de leer.es. Hagamos que la Red se inunde con sus versos.

Cancionero y romancero de ausencias
(fragmento)

Miguel Hernández, 1910-1942


[1]

Ropas con su olor,
paños con su aroma.
Se alejó en su cuerpo,
me dejó en sus ropas.
Luchas sin calor,
sábana de sombra.
Se ausentó en su cuerpo.
Se quedó en sus ropas.

[2]

Negros ojos negros.
El mundo se abría
sobre sus pestañas
de negras distancias.
Dorada mirada.
El mundo se cierra
sobre sus pestañas
lluviosas y negras.

[3]

No quiso ser.

No conoció el encuentro
del hombre y la mujer.
El amoroso vello
no pudo florecer.
Detuvo sus sentidos
negándose a saber
y descendieron diáfanos
ante el amanecer.
Vio turbio su mañana
y se quedó en su ayer.

No quiso ser.

[4]

Tus ojos parecen
agua removida.
¿Qué son?

Tus ojos parecen
el agua más turbia
de tu corazón.
¿Qué fueron? ¿Qué son?

[5]

En el fondo del hombre
agua removida.

En el agua más clara
quiero ver la vida.

En el fondo del hombre
agua removida.

En el agua más clara
sombra sin salida.

En el fondo del hombre
agua removida.

[6]

El cementerio está cerca
de donde tú y yo dormimos,
entre nopales azules;
pitas azules y niños
que gritan vívidamente
si un muerto nubla el camino.
De aquí al cementerio, todo
es azul, dorado, límpido.
Cuatro pasos, y los muertos.
Cuatro pasos, y los vivos.
Límpido, azul y dorado,
se hace allí remoto el hijo.

[7]

Sangre remota.
Remoto cuerpo,
dentro de todo:
dentro, muy dentro
de mis pasiones,
de mis deseos.

[8]

¿Qué quiere el viento de encono
que baja por el barranco
y violenta las ventanas
mientras te visto de abrazos?

Derribarnos, arrastrarnos.

Derribadas, arrastradas,
las dos sangres se alejaron.
¿Qué sigue queriendo el viento
cada vez más enconado?

Separarnos.

viernes, 29 de octubre de 2010

Mis muñecas, tus muñecas (2 de 2)


3. Bratz

Mi mejor amiga me regaló una Bratz, fue un deseo cumplido. No sé por qué me gusta la muñequita, es mi antítesis; tal vez sea su calidad de cliché o de caricatura. es casi la fusión de mi Lagrimitas y mi Barbie Malibu. Es una miniatura, no es mujer, no es niña. Pero sí es el estereotipo de muchas mujeres.

Esta muñeca representa una época, como lo han hecho otras muñecas. Me queda la duda de si los juguetes son espejo de una sociedad o son el canon que la diseñan. Me parece que es el mismo dilema del huevo y la gallina: ¿qué fue primero, mi vecina o la Bratz? En realidad deseo que la respuesta sea que las muñecas no hacen a las niñas, de ser cierto aceptaría que las mujeres son incompetentes. Si las muñecas hacen a las niñas deberíamos prohibir la venta de Bratz y todas las muñecas. Plasmar la certeza de la estupidez femenina en los anaqueles vacíos de las jugueterías.

El juguete, muñeca o no, debe ser el espacio donde cualquiera, niño o no, comunique sus inquietudes, sus deseos, sus temores y anexas de forma lúdica. Este espacio no debería tener fronteras ni géneros. La equidad de género tendría que iniciar en el ámbito del juego: juguetes unisex. No más "esto es de niños", "esto es de niñas"; sólo un "estos son juguetes".

4. The Sims 2

A mis 43 años sigo jugando con muñecas, pero virtuales. En los últimos años he construido generaciones completas de "muñecas". Es un espacio lúdico casi ilimitado. Y uno juega a las muñecas en una utopía.

De este juego disfruto la diversidad y la equidad que no vi en mis juegos de infancia. Y que sigo sin ver en juegos de hoy en día.

Todos deberíamos jugar con este simulador de vida, pero eligiendo una "muñeca" que represente nuestro opuesto, lo que nos es ajeno o aquello que nos provoque aversión. Bastarían unas horas de juego para descubrir que todos somos diferentes sólo en la superficie, como ocurre con las muñecas.

martes, 26 de octubre de 2010

Mis muñecas, tus muñecas (1 de 2)


1. Lagrimitas

No sé qué era lo más cautivador de esta muñeca, si su calidad de miniatura o el estribillo de la canción del comercial. Aquel "llora, llora y mueve sus manitas" fue el objeto del deseo de mi temprana infancia. Fui afortunada, la caja de Lilí Ledy apareció bajo el árbol una Navidad.

A la distancia no puede culpar a mi Lagrimitas ni a otro "muñeco bebé" de haber elegido la maternidad. O de llorar con un anuncio de televisión. Pero me queda una sensación de incomodidad en la asociación de lo femenino con la maternidad y las lágrimas. La muñeca Lagrimitas era una niña, no existía la opción de bebé varón; acaso porque en el imaginario colectivo de aquellas epocas "los niños no lloraban", aunque fueran bebés.

Algunos dirán que esos eran otro tiempos, que ahora las niñas pueden elegir el sexo de sus muñecas bebé. Algunos dirán que vivimos en tiempos de igualdad. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los niños no tienen la opción de elegir un bebé para jugar a la paternidad. Y todavía no he visto un G.I. Joe con el mecanismo de la Lagrimitas, que llore ante la devastación provocada por sus misiles de plástico.

2. Barbie Malibu

Los accesorios y la ropa no eran lo atractivo de esta presentación sino el bronceado perfecto de la muñeca que contrastaba con la cabellera rubia. Antes de la aparición de protectores y bloqueadores eficaces, y antes de que el cáncer de piel tuviera su estelar en la salud pública, el bronceado era sinónimo de belleza y de estatus. Y sigue vigente.

Nunca quise el cabello rubio pero sí deseé el bronceado de la Barbie. Tras años de sol, ampollas y cara de camarón aprendí cómo broncearme. Admito que fue una obsesión. Tuve una adolescencia Barbie: busqué bronceados, accesorios y ropa. Me contemplé en el espejo, dediqué horas a maquillarme, y sufrí al descubrir un kilo de más en la báscula.

El estigma Barbie quedó atrás, para mí. Muchas mujeres suelen quedarse atrapadas en él. No tengo nada contra el arreglo personal, "la belleza se agradece", pero dedicar la energía toda a ello es un desperdicio. El estigma Barbie transforma a las mujeres en simples ornatos. Un ejército de muñecas tiene todas las batallas perdidas. No imagino cuantas ideas se han ahogado en los mares de silicón. O cómo sería el mundo si desde hoy a los hombres se les impusiera el estigma de Kent: sean hermosos, luchen por su abdomen de lavadero, por sus biceps torneados y un sin fin de accesorios. Eso sería igualdad.

Continuará...

sábado, 16 de octubre de 2010

El terror


Uno busca justificar sus empatías. O simplemente darles respuesta. Llevo años consumiendo terror como si se tratara de una golosina. Busco en la plástica, en las letras. Los autores y los títulos se desvanecen en el torbellino, como ocurrió con aquel barco descrito en un manuscrito hallado en una botella.

La búsqueda es infinita. Cuando me fatigo me contento con sonreirle a los esqueletos que habitan esta casa. No me da pena decir que hablo con ellos. Su plática es más dulce que la de muchos habitantes de este planeta.

Leo, contemplo, sueño terror. Me resulta tan familiar y tan bondadoso como una rebana de pan. Mis amigos agusanados, mis amantes colmillo, mis no muertos que mueren una y otra vez. Están los aullidos, las puertas quejumbrosas y el ulular del viento. La humedad y la putrefacción perfuman los días.

Soy adicta al cigarro y al terror. Algunos dicen que es por genética. Otros dicen que la terapia jamás funcionó. Nada de esto es cierto. Soy adicta porque me sobra ansiedad y me ahoga la tristeza. Ira contenida, exclaman por ahí. Tal vez, la ira es sólo la imposibilidad de la resignación.

Puedo caminar en la oscuridad iluminada por los rostros de todos los entes que he conocido. En mis pesadillas no hay monstruos. El horror es en este lado del espejo.

Mi búsqueda continúa. Siempre en espera de descubrir el texto que me inquiete, la escena que me haga cerrar los ojos. Encontrar el terror que conmueva. Y camino los pasos del hombre lobo, del hombre de la laguna, de los fantasmas de azúcar, de los zombies tortuga, de los seres cósmicos. No hay nada patológico en ello. Lo dicho, el horror es en este lado del espejo.

Tengo vicios, son mi asidero; aunque en ellos late mi inmolación. El terror es más un vicio placebo para engañarme a mí misma. Lo tomo como cualquiera toma una cucharada de jarabe para la tos. Es un terror controlado, de autores e imágenes. Lo tomo para quitar la mirada del verdadero horror que escurre en las calles de todos. De otro modo este lado del espejo sería invivible.

viernes, 1 de octubre de 2010

Octubre

October
Robert Frost

O hushed October morning mild,
Thy leaves have ripened to the fall;
To-morrow's wind, if it be wild,
Should waste them all.
The crows above the forest call;
To-morrow they may form and go.
O hushed October morning mild,
Begin the hours of this day slow,
Make the day seem to us less brief.
Hearts not averse to being beguiled,
Beguile us in the way you know;
Release one leaf at break of day;
At noon release another leaf;
One from our trees, one far away;
Retard the sun with gentle mist;
Enchant the land with amethyst.
Slow, slow!
For the grapes' sake, if they were all,
Whose leaves already are burnt with frost,
Whose clustered fruit must else be lost-
For the grapes' sake along the wall.