jueves, 21 de mayo de 2009

de la inmovilidad


Hubo tiempos en los que la movilidad, el descubrimiento, el asombro y los grandes sucesos son urgentes, casi vitales. Son tiempos pasados que han quedado presos en el territorio del ensueño.

Aquí y ahora basta el trinido de un pájaro que no veo; los verdes tras la ventana; la canción que se repite una y otra vez sin que pierda el alma.

Sólo la memoria queda, el privilegio de regresar a lo que ha sido. Me quedaría por siempre flotando entre mis fantasmas.

Pero sé que es imposible. Me basta observar la fisura del vidrio de mi ventana para saber que la fragilidad de mi limbo cotidiano es inevitable.