viernes, 15 de mayo de 2009

llueve en la ciudad


Ha llovido como sólo frente al mar llueve; por una noche la ciudad transforma su asfalto y sus varillas en arrecife y pestañas de sirena.
He tomado la regadera y me he puesto a regar las plantas, como tratando de engañarlas para que no vieran la lluvia.
Las imagine arañando el vidrio de las ventanas, desperezando las raíces, rompiendo en mil pedazos el barro de sus macetas. Las vi desprenderse de su prisión, reptar por el friso y escurrir por la fachada del inmueble para ahogarse en el patio alberca.
Debí beber también de la regadera porque he deseado salir y correr bajo la lluvia. Correr y huir por las calles, ahora mareas imaginadas, para perderme en alguna alcantarilla que me lleve al foso donde habitan los peces abisales de la ciudad.

(Imagen: Amantes y flores, de Marc Chagall)

2 comentarios:

Alberto dijo...

Sospecho que muchos terminaremos en esos abismos...

Erika Mergruen dijo...

así sea...