jueves, 27 de mayo de 2010

Ensor/Civet


Hace unos días me llevaron a ver la exposición de James Ensor al Museo Dolores Olmedo. Es una exposición pequeña pero inmensa en su contenido. Ensor se irá de las salas en junio. Quedan unos días para que vayan y vean el cuadro más hermoso de la susodicha exposición, el único de esa serie: Squelettes se disputant un pendu (Esquelos disputándose un ahorcado). Vayan y descubran la aparente blancura del cuadro, los colores que uno ha visto en la madera abandonada en una ciudad junto al mar, las calaveras amigas y las máscaras que niegan en la cotidianeidad. Vayan y lean "civet" en el letrero que cuelga de la lengua amoratada del ahorcado; y pregúntense por qué Ensor no usó la palabra "ragoût" (estofado) y sí la del estofado a base de cebollas y liebre ("civet"). Vayan y supongan que la muerte está hambrienta o que los seres siniestros que se ocultan tras las máscaras no han desayunado. O crean que el que cuelga es un chef caído en desgracia, o un carnicero que se murió de amor. Vayan y alimenten sus pupilas con los estofados de Ensor. El postre perdura en la memoria.

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