¡Que sean cada día menos quienes viven en la ociosidad, que se vuelvan a cultivar los campos, y que vuelva a florecer la industria! Sólo así volverá a ser útil toda esa chusma que la necesidad ha convertido en ladrones o que andan como criados o pordioseros a punto de convertirse también en futuros ladrones. Si no se atajan estos males es inútil gloriarse de ejercer justicia con la represión del robo, pues resultará más engañosa que justa y provechosa. Porque, decidme: si dejáis que sean mal educados y corrompidos en sus costumbres desde niños, para castigarlos ya de hombres, por los delitos que ya desde su infancia se preveía tendrían lugar, ¿qué otra cosa hacéis más que engendrar ladrones para después castigarlos?
Tomás Moro, Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía, 1516
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