jueves, 12 de febrero de 2009

Pecera


Creía que estaba encerrada, aquí bajo la cripta. Pero me llamé a engaño. El encierro es anterior. Era como estar dentro de una pecera, con su grava, sus plantitas de plástico y su burbujear. Ahí estuve escuchando las nanas de los ahogados. Tras el cristal encendí bengalas para que otros vinieran a mirar.

No sé que ocurrió, pero me salí de mi pecera. Me he dedicado a ver las peceras ajenas. Veo a sus moradores encender bengalas y hacer cabriolas para que otros vayan a mirar. No sé que nos mueve a crear peceras, cuál es la urgencia de ser "mirado", de dónde esta estúpida necesidad. Me cansé de ser pececillo, es más sabroso ser pescado, ahogarse con el aire enrarecido, caminar en solitario.

Pero a ratos se antoja nadar. Soy libre de ir y venir. Agua y viento, sin deber ser. Así, sólo por que yo quiero.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

cuca contestadora

¡Hoooolaa! ¿dónde andaba? Ya me estaba cansando de contestar el teléfono. Luego le paso los recados :)

Alejandra Mondaca / Séptimo Sentido dijo...

Entonces, ¿pez o pescado?
Creo que un poco de las dos...

Vendré a su pecera cuando vuelva a nadar.

Abraxos!

Erika Mergruen dijo...

caray, con dos voces entrañables y antiguas se antoja regresar :D