viernes, 20 de marzo de 2009

De chocolate y lechugas

He creado un personaje que es algo antojadizo. A veces camina por las calles de la ciudad, otras veces divaga sobre cotidianidades; y las más estudia y escribe sobre comida. No sé si el personaje ha cobrado vida y voz propia; lo que sí sé es que me acarrea problemas con este asunto de cuidar la dieta.
Cada vez que escribo con él me da antojo, entonces corro a la cocina y tomo agua o un puñado de pasitas.

Pero hoy el personaje andaba muy inspirado, o yo muy compulsiva: del antojo pasa al hambre inmensa. He ido al refrigerador para preparar un crocante plato de lechuga. Pero, por favor, quién chingaos va a elegir el recipiente de la lechuga, lavadita y desinfectada, si a lado suspira la última rebanada de pastel de chocolate. Y no sé, a lo mejor tengo suerte y tanta azúcar me da sueño; y dejo que mi personaje termine sólo su crónica mientras yo me duermo a buena hora. Mientras me dedicaré a sacudir las migas que han caído sobre el teclado.

NOTA: agradecemos, mi personaje y yo, a la pastelería Los Tulipanes por elaborar pasteles perfectos mientras yo no tengo tiempo de hacerlos.

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