martes, 23 de noviembre de 2010

La piel dorada y otros animalitos (reloaded)


La primera edición de estos cuentos fue un homenaje a las erratas. La mayoría de los ejemplares se quedaron guardados. Me parece inútil imprimir una segunda edición; pero me hace sentir bien el tener en línea una edición "limpia":

La piel dorada y otros animalitos


Este es el adiós oficial al mundo de los cuentos.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Escritor/Escritora


Llegará el día en el que el género en las profesiones no tenga importancia, en el que el uso de la arroba no sea el guiño de la equidad. Pero ese día no ha llegado ni lo hará en corto. Lo que ha regido en siglos de civilización no se transformará en unas cuantas décadas. Son las reglas del juego.

Sí, llegará el día en que los roles no tengan género; en el que hombres y mujeres puedan elegir las actividades y los intereses que los hagan sentir plenos lejos de cánones impuestos. Pero mientras ese día llega resulta vital levantar la mano y señalar lo que ha de ser erradicado.

Hace unas semanas Gabriela Damián, escritora, escribió en su blog sobre el debate que siguió al artículo Extraños números de Fernando Escalante. Nada de lo que se dice en ambos artículos es novedad: escritores y escritoras, lectores y lectoras, lo sabemos. Sin embargo, como escritora, me complace descubrir que las estadísticas ocupan a algunos.

Observo que en mi agenda hay más nombres de escritores que de escritoras. Antes de creer que mis relaciones sociales padecen algún tipo de misoginia, reconozco que en ciertas profesiones el "ellos" posee la mayoría. He sido tallerista y sé que en los años venideros el porcentaje cambiará; siempre y cuando escritores y escritoras promovamos espacios para la creación y despertemos en las personas la urgencia por la lectura.

No creo que la literatura tenga género, resulta aberrante. Las letras de Yourcenar son más allá de que fueran escritas por una mujer; las letras de Faulkner son más alla de que fueran escritas por un hombre. Pero la palabra escrita sí tiene la capacidad de mostrar los géneros en un determinado contexto. Así lo hace Luis González de Alba en ¿Cuotas por género?. En su respuesta histérica a Escalante, González de Alba simpatiza con los clichés que debemos destruir. Quiero creer que su artículo era un ajuste de cuentas con Escalante (por motivos que los lectores desconocemos); pero le salió el tiro por la culata (me permito tomar un tono más "macho"). Si un miembro del Comité Editorial de la revista Nexos es capaz de escribir tal artículo, no es de extrañar que algunos sospechen que en la elección de articulistas "hay gato misógino encerrado"; y de que dudemos que Nexos sea una de las revistas de mayor prestigio intelectual en México.

El debate continúa, y continuará. Escalante respondió en Más sobre los extraños números, mientras que Alberto Chimal compartió su punto de vista en ¿El sexo de la escritura?

Como escritora, como escritor, creo que deberíamos ocuparnos de las letras; de lo que queremos crear con ellas, de lo que queremos comunicar con ellas, más allá de los brincoteos de la jauría. Si nos enfrascamos en competencias de animalitos en celo, la palabra escrita pierde su quinta esencia y se convierte en el reflejo detestable de lo que no hemos podido cambiar.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Altar y "perritos"


1. A veces temo que los días sólo sean el eco de otros. Que lo que hago se convierta en un acto reflejo cotidiano; que recuerde las mismas cosas a horas precisas del día, o relate la misma anécdota desgastada a las mismas personas con falsos rostros de sorpresa.

2. Hervir la calabaza, oler el piloncillo, colgar el papel picado, sacudir las calaveras, llenar el plato con sal, vertir el agua en los tarros diminutos, encender las veladoras. Monto mi altar. Ahora evito ver los rostros de las fotografías. Estoy cansada de ver hacia atrás.

3. No tuve tiempo de ir al mercado de Mixcoac; lástima, me gusta comprar esos panecillos miniatura que venden junto al puesto de las flores. Compré mis flores con el vendedor de las flores de diario. La culpa se alejó con la lluvia que cayó en la víspera de noviembre. Este día de muertos me ha canjeado pan por flores, miniatura por lluvia.

4. Encontré "perritos" como los que había en el jardín de mi abuela, y en muchos jardines de casas chilangas. Conocí esas flores por ella: son perritos, ladran. Todavía puedo ver su mano al arrancar una de las flores de aquel racimo, acercarla a mi cara mientras presionaba la base. La flor "ladraba".

5. Los "perritos" son Antirrhinum majus, también se les conoce como flor de dragón. Pero sé que mi infancia, en el jardín de mi abuela, no podía ser de dragones sino de ladridos y diminutivos, de cochinillas y de higueras que "enguichan".

6. Ya no me acordaba de los "perritos". Mis recuerdos aún me pueden sorprender, si es que algo o alguien les enciende una veladora para que encuentren el camino de regreso. El olvido es inevitable, pero la posibilidad de postergarlo es suficiente. Dejaré que los "perritos" ladren, sólo hoy.